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¿Cómo ayudar a tus hijos cuando sufren?

Actualizado: 10 oct 2023

10 formas para calmarlos






Cuando un hij@ sufre vemos el mundo de otra manera, intentamos ponernos en su lugar, entender qué le sucede y por qué se siente así. Incluso podemos llegar a pensar ¿por qué está triste si tiene todo y más, si le doy todo? También puede ser que observemos nuestro contexto y responsabilicemos a otro o a nosotras mismas. La mayoría de las veces terminamos sintiendo culpa, aunque no sepamos porqué, si lo hacemos todo. Podemos pedir consejos, leer libros, evadir la situación o buscar ayuda. Créeme que este último camino, siempre es el mejor.


¿Cómo darnos cuenta si nuestros hijos están sufriendo o viviendo una crisis?


Lo primero es saber que a lo largo de la vida tendremos varias crisis que son parte de nuestro ciclo vital. También es necesario considerar toda nuestra maravillosa biología y la explosión hormonal que comienza en la pubertad y sigue en la adolescencia, además de que el cerebro del ser humano tarda en desarrollarse completamente unos 24 a 28 años. Esto significa que debemos ser conscientes de que muchas veces los niños reaccionan como deben hacerlo, es decir, sin poder regular sus emociones por si solos, y que en etapas los cambios de humor son más factibles. Sumado a lo anterior, está el contexto y familia donde crece el niño. No quiero alargarme más aquí, para poder ir al punto. Entonces, ¿en qué debo fijarme para saber si a mi hijo le pasa algo? Primero debo recordar que soy una de las personas que mejor conoce a mi hij@, por lo que es importante escuchar a mi instinto materno y conectar con mi sabiduría materna. Luego debo fijarme en:


¿Cómo duerme?

¿Cómo se alimenta?

¿Tienes amigos en el colegio?

¿Cuánto tiempo pasa en redes sociales?

¿Ha cambiado su estilo de ropa?

¿Cómo es su estado de ánimo cuando cree que no la están mirando?

¿Su rendimiento escolar ha cambiado?

¿Qué tanto se abre conmigo?


La crianza de hij@s es una montaña rusa emocional, y ver a nuestros niñ@s sufrir puede ser una de las experiencias más difíciles para cualquier madre y padre. Como ya se indicó, desde los primeros años de la infancia hasta la adolescencia, los niños enfrentan una serie de desafíos emocionales y situacionales que pueden hacerlos sentir tristes, ansiosos o abrumados. Como madres, nuestro papel es fundamental para apoyarl@s durante estos momentos difíciles. A continuación, te entrego algunas orientaciones sobre qué hacer cuando tus hij@s sufren.


1. Escucha activa


El primer paso para ayudar a tus niñ@s cuando están sufriendo es escucharlos con atención. A menudo, ellos sólo necesitan alguien que los escuche y comprenda sus sentimientos y es fundamental que esa persona seas tú. Para indagar en cuál es su estado emocional, puedes hacer preguntas abiertas como "¿Cómo te sientes?" o "¿Qué pasó hoy que te hizo sentir así?" y presta mucha atención a sus respuestas sin juzgar ni interrumpir. Luego,


2. Valida sus sentimientos


Es importante validar los sentimientos de tus hij@s. Diles que entiendes que se sientan así, que está bien sentirse tristes, enojados o asustados en determinadas situaciones. Validar sus emociones les ayuda a comprender y gestionar mejor lo que están experimentando y también los hace sentirse validados por ti, lo que es fundamental para su autoestima, la confianza y conexión contigo.


"En estudio de 14 países, Chile es el país que más grita, castiga, prohíbe a los niños...somos el país de la prohibición, del grito y del castigo, el niño empieza a sentir que esto que yo soy y esto que yo siento no es válido, no es válido llorar, no es válido sufrir, no es válido estar triste...todos los estudios biológicos dicen que, mientras más te guardas el estrés, más estrés sientes y más te enfermas a corto y largo plazo.... los niños viven en un mundo donde saben que nunca están con las personas que realmente necesitan...la mejor recomendación, maximicemos el tiempo, hacerlos parte de nuestras actividades cotidianas". - Felipe Lecannelier

3. Establece un ambiente de apoyo


Crea un ambiente en el hogar en el que tus hij@s se sientan seguros para expresar sus emociones. Fomenta la comunicación abierta y muestra empatía hacia sus preocupaciones. Esto los ayuda a comprender que pueden confiar en ti, pase lo que pase y que tú, como su figura de apego, estarás presente para contenerlo, acompañarlo y protegerlo.


4. Ofrece consuelo y afecto


El consuelo y el afecto son poderosas herramientas para aliviar el sufrimiento de tus hij@s. Abrazos, palabras amables y estar cerca de ellos pueden ayudar a calmar sus emociones. Puede ser que sientas que tu hij@ adolescente no te quiere cerca, pero sí te necesita y lo fundamental es que sepa que estarás emocionalmente disponible cuando te requiera.


5. Enséñales a gestionar el estrés


A medida que tus hij@s crecen, es esencial enseñarles habilidades de afrontamiento. Ayúdales a desarrollar estrategias para lidiar con el estrés, como la respiración profunda, la meditación o la escritura en un diario. Estos aprendizajes serán aún más significativos si tú misma practicas lo que les enseñas, entonces si te ven gestionar tus emociones usando algunas de estas estrategias, será más fácil para ellos aprenderlas y aplicarlas. Recuerda que el cerebro humano se termina de desarrollar hasta los 28 años, según las últimas investigaciones de neurología, por lo que la autorregulación emocional no podrán lograrla sin tu ayuda.



6. Busca ayuda profesional si es necesario


Si el sufrimiento de tus hijos persiste o es muy intenso, considera buscar ayuda profesional. Los terapeutas especializados en la infancia pueden ser recursos valiosos para ayudar a tus hij@s a superar desafíos emocionales más profundos. A veces el sufrimiento puede deberse a causas internas y/o biológicas, pero otras tienen que ver con el contexto, cómo te relacionas con ellos y si les sucede algo en el colegio. Es fundamental profundizar aquí y solicitar ayuda experta, en especial si no obtienes respuestas o la relación entre ustedes no es buena y hay poca comunicación.


7. Promueve actividades positivas


Ayuda a tus hij@s a encontrar actividades que les apasionen y les hagan sentir bien consigo mismos. Estas actividades pueden ayudarles a distraerse de su sufrimiento y a construir una mayor autoestima. Estas actividades no necesariamente deben ser respecto a las habilidades que tengan más desarrolladas, sino que puede ser algo que les entusiasme aprender o perfeccionarse. Recuerda, no tienen que ser el mejor, sólo tienen que disfrutar. Ya habrá tiempo para mejorar.


8. Sé un modelo a seguir


Recuerda que tus hijos aprenden observando tus propias reacciones a situaciones difíciles. Trata de manejar tus propias emociones de manera saludable y dales un buen ejemplo de cómo enfrentar la adversidad. Tus hij@s aprenden de cómo te relaciones con ellos en situaciones de estrés y con otros adultos. Si ante una dificultad gritas o pierdes el control, es muy probable que a ellos les suceda lo mismo, pues es el modelo que les muestras tú o su padre u otras personas significativas.


9. Fomenta la resiliencia


La resiliencia es la capacidad de superar la adversidad. Ayuda a tus hij@s a desarrollar esta habilidad alentándolos a aprender de sus experiencias difíciles y a ver los desafíos como oportunidades de crecimiento. Nuevamente, la mejor forma es mostrándoles con tu ejemplo. ¿Cómo sigues adelante cuando te enfrentas a un gran desafío?


10. Mantén una comunicación constante


El sufrimiento de los niñ@s puede variar con el tiempo, y lo que les preocupa a los 4 años puede ser diferente de lo que les preocupa a los 17. Mantén una comunicación constante con tus hij@s a medida que crecen para estar al tanto de sus preocupaciones y necesidades cambiantes. Fomenta la comunicación y el respeto mutuo para que sepan que tu amor es incondicional.


En resumen, como madre, tu papel es fundamental para apoyar a tus hij@s cuando sufren. Escuchar, validar, consolar y enseñarles a gestionar sus emociones son habilidades clave que te ayudarán a guiarlos a través de los desafíos de la vida. Recuerda que cada niñ@ es único, y lo más importante es estar presente y amorosa mientras los acompañas en su viaje hacia la felicidad y la resiliencia.

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